Hoy se celebra el «Día del Emprendedor».
Yo celebro el «Día de la Emprendedora». Disquisiciones lingüísticas aparte, quiero resaltar especialmente el trabajo de las mujeres emprendedoras.
Hay que trabajar por el reconocimiento de la dignidad del trabajo femenino, porque aunque parezca una reivindicación de otros tiempos, soy testigo sufridora de que continúa vigente.
Me niego a ser cómplice consentidora de frases como:
«Cómo tienes un marido que te mantiene… »
«Claro, así te entretienes después de hacer lo de casa…..»
«Nena, a tí te ayuda mamá..» (a una chica jóven)
Nadie conoce, ni a nadie le importa, ni debería importarle, ni mis relaciones familiares, ni mi situación económica, ni la anímica. Sólo deberían interesarse por mis resultados empresariales, por la calidad de mi trabajo o por mis problemas laborables.
Tengo la certeza de que seríamos más valoradas si trabajáramos en una oficina o como empleadas en cualquier empresa. Para nosotras, a lo que estas mujeres ya sufren por su condición de mujeres trabajadoras, hay que sumar lo que supone el hecho de arriesgar creando una empresa del tipo que sea; y si es una empresa artesana, sumar más aún.
Respeto para todas aquellas mujeres que tenemos alguna inquietud en la vida, sean cuales fueran las motivaciones y que luchamos por sacarlas adelante contra los vientos rancios y las mareas especulativas.
¡Felices empresas!
Deja un comentario